EL TAEKWON-DO Y LOS CHICOS

          La experiencia demostrada en cada uno de los chicos que practica algún arte marcial, nos hace ver que logra mejorar sustancialmente su relación con los demás.

          Dentro de ellas, los chicos aprenden sistemas de coordinación y destreza, punto fundamental en la preparación de sus cuerpos. Manteniendo a travez de todo el aprendizaje, el estímulo como punto fundamental, para asegurar el esfuerzo.

          La práctica activa de las artes marciales, desarrolla en los chicos un sentimiento fuerte del propio poder, “autoconfianza”, este sentimiento colabora en la resolución de situaciones violentas y agresivas.

          Dentro de la práctica activa, descargan la agresividad en forma controlada, desarrollando la confianza en ellos mismos. La disciplina que ellas poseen, les hace descubrir valores que no simpre tienen a su alcance, el respeto entre ellos y a sus mayores, hace que puedan resolver situaciones que en otros casos, serían un serio dolor de cabeza .

          El desarrollo de la disciplina mental y el entrenamiento físico, son métodos que permiten eliminar la agresividad y despierta en ellos la exhaltación de valores morales y filosóficos.

          El objetivo en las artes marciales, es eliminar la agresividad que el chico ya trae dentro suyo,

desalentado la opresión del más fuerte hacia el más débil con la fuerza de la humildad, la justicia, la sabiduría, la moralidad y la fé.

          Padres de chicos que ya practican alguna actividad marcial, dicen que para ellos ha sido algo positivo, que ha logrado mejorarles el caracter, en el 80 % de los casos hubo cambios positivos.

          El entusiasmo en las prácticas comienza por aprender a defenderse, más adelante la parte técnica, y todo aquello que tenga que ver con el movimiento corporal, ya con el paso del tiempo el chico comienza a descubrir los aspectos espirituales del arte, interesandose en idéas que trascienden la mera práctica física. Estas experiencias hacen que el chico este más dispuesto a disfrutar plenamente cada momento, ser conciente de ésto, lo predispone para vivir mejor, cada acto de su vida diaria.

          En la práctica de las artes marciales, los chicos pueden encontrar un camino, moldear su extraordinária energía, todo su potencial, y pueden hacerlo en sentido inverso al que parece haberse encaminado gran parte de su generación, que por culpa de otros, se dedica a destruir más que construir, o se aisla en las drogas y su mundo, del que no les es fácil salir.

          Todas las artes marciales manejan principios, que como pequeños eslabones, forman parte de una gran cadena, de la cúal tiramos todos juntos hasta convertirnos en protagonistas directos de aquellos pequeños cambios y transformaciones que unidas desencadenan la fuerza suficiente para mover montañas.

          Habitualmente el ser humano olvida que su vida tiene un límite y se programa como para vivir mil años. Lamentablemente la muerte suele llegar sin previo aviso.

          Las cosas que nos ayudan a vivir mejor son aquellas que cada día enriquecen nuestro espíritu y nos aporta la cuota diaria de felicidad, la cúal es posible si se tiene conciencia de vivir plenamente cada momento y cada etapa de nuestra vida.

            Por nosotros y por nuestros chicos, comencemos a honrar la vida.

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